Estábamos en el instituto, en la última hora. Era un jueves y por lo tanto teníamos séptima hora. Ya llegaba la navidad y todos estábamos alborotados porque estaban terminando las clases, los exámenes finales y todo lo relacionado con el instituto hasta Enero, y lo más importante llegaban las vacaciones.
Ainara una compañera mía, tubo un problema con un alumno en la clase anterior, tocaba música y como era optativa nos mezclaban con otras clases que también tenían la opción.
César, el alumno con el que tubo el problema le quitó la silla cuando termino su examen y fue a sentarse en su silla César la cogió de la pata y la apartó para que Ainara no pudiera sentarse y se cayera al suelo.
Cuando sonó el timbre para cambiar de sexta a séptima hora el profesor, Raul, nos llamó a Ainara, César y a mi... Mi amiga y yo íbamos preocupadas porque nosotras, en verdad, no habíamos hecho nada. Tras toda la conversación con Raul lleguemos a clase y cuando abrimos la puerta y ...
-¡RETRASO! - Exclamó la profesora.
+Hemos tenido un problema en la hora anterior, nos ha llamado el profesor y hemos tenido que aclarar todo. - Respondimos.
Cuando finalizo la clase aclaremos todo con Julia, la profesora que nos daba la séptima hora. nos entendió, aunque nos explicó que se veía en la obligación de ponernos un retraso, ya que ese día teníamos apoyo con una de las jefas de estudio, ya que también daba clase de literatura, y era muy fiel para su trabajo, si no Julia se metería en un problema y gordo.
